La sabiduría de los niños

SSVM Heiloo School children for confessions Un chico de más o menos 8 años. Vino con su grupo de niños de la parroquia que se están preparando al recibir el Sacramento de la primera Comunión. Como parte de la preparación, planean una visita al santuario donde trabajamos. Les contamos la historia del santuario, les explicamos la presencia real de Jesús en el Sacramento, jugamos, comemos, y este grupo pidió la posibilidad de recibir el sacramento de la reconciliación. Los niños ya se han preparado antes con su maestra. Antes de ir la capilla donde está la Puerta Santa del año de la misericordia, hacemos preguntas a los niños para ver si entienden la importancia de un alma limpia antes de recibir la Comunión. Les decimos: “Seguramente se van a poner las ropas más lindas que tienen, y está bien esto. Pero ¿qué es más importante que el exterior?” En coro nos gritan: “¡El interior!”. “¿Piensan que a Jesús le gusta entrar en una casa limpia o sucia?”. De nuevo a coro responden: “¡Limpia!”

Comunión SSVM Heiloo Children visit and confessions


Vamos en procesión a la capilla, cantando a la Virgen. Sus voces de niños siguen la melodía y al “Ave Maria” levantan sus velitas al cielo.

SSVM Heiloo Children visit and confessions (2) En la capilla dos sacerdotes les esperan para escuchar sus confesiones. Después de la introducción de uno de ellos que explica sobre la confesión, les dice que están listos para empezar. ¡Todos los niños al mismo tiempo corren hacia los sacerdotes! Así es que el Padre les tiene que decir que van uno por uno, y que los que esperan, toman distancia para garantizar la privacidad de quien se esté confesando.

Confesiones SSVM Heiloo Children visit and confessions

Esperando atrás en la capilla mientras se confiesan, rezando, mirando sus caras de felicidad… En un momento veo algo que me llama la atención: Un chico, de más o menos 8 años. Vuelve de la confesión y habla con su mamá. Ella hace un gesto de “no, déjalo”. Él la toma de la mano y le lleva al banco más cerca del sacerdote. De nuevo dice algo a su mamá. Ella le escucha, se nota una lucha interior. El chico indica el lugar ahora vacío al lado del sacerdote. Y, en un momento emocionante de verdad, ella se levanta y ¡va al sacerdote para confesarse!

Cuando ella está hablando con el confesor, mi mirada cruza la del chico. Le hago un gesto de “¡muy bien hecho!”. Responde con una sonrisa enorme.

Damos gracias a Dios que por medio de los niños, los papas se acercan a la fe.

M.Iuxta Crucem, SSVM

Misionera en Holanda, Heiloo.

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