Llegó Nuestra Señora al Círculo Polar Ártico

Este año muchos se encuentran en la misma situación; los planes pueden cambiar de la noche a la mañana y suceder muchas cosas, las cuales uno ni se las imaginaba. Pero es cierto también que nada escapa a los designios de Dios y es consolador saber que Dios escribe derecho sobre renglones torcidos.

Cada año realizamos la convivencia con todas las hermanas de nuestra Provincia María Puerta de la Aurora, que comprende los países de Holanda, Luxemburgo, Lituania, Bélgica, Irlanda e Islandia y por lo general nos reunimos primero en el continente, Holanda o Luxemburgo y de ahí nos dirigimos al lugar donde tuviéremos la convivencia. Los últimos tres años, hemos podido ir a Suiza donde un sacerdote, vicario de la diócesis de Lausanne (donde hemos podido fundar en una residencia para universitarias) nos presta la casa.

La Providencia dispuso todo de otra manera, y es así que, con la situación del Coronavirus, vimos conveniente no salir de la Isla y realizar la convivencia en Islandia. Algunos pensarán que en verano todavía tenemos nieve, que Islandia es una isla con permanente hielo; pero no. El verano se deja sentir, cambia de colores, el blanco de la nieve se transforma en variedad de verdes, arroyos, lagos; la lava volcánica se deja ver y adorna valles inmensos con sus rocas porosas y tonalidades rojizas, negras y betún. Los días son más largos, el sol nos acompaña más tiempo y el clima es más templado.

Entre las dos comunidades que tenemos las Servidoras en Islandia (Hafnarfjörður y Stykkishólmur) emprendimos la aventura de dar la vuelta a la Isla, visitando las cuatro Parroquias lejanas que tiene nuestra diócesis. Islandia cuenta con ocho Parroquias de las cuales cuatro están cercanas a la Capital.

(Ocho parroquias en Islandia)

De sur a norte nos fuimos acercando a lo que en esta crónica queremos destacar.

Durante todo el viaje, que duró diez días, llevamos a la cabecera del vehículo la Virgen de Luján. “Ella es la soberana Señora de todas las cosas, no es solamente un cielo y un firmamento, más firme que todos los firmamentos; sino que tiene muchos otros nombres y es designada y significada por muchas otras cosas. (…) Es la Estrella de la mañana, la aurora que nos anuncia la venida del sol, es una lámpara ardiente y luciente, la trompeta que anima a los soldados de Jesucristo al combate y que llena de terror a sus enemigos, una montaña que está por encima de todas las otras montañas, es la fuente de los jardines, es el lirio de los valles, (…) Es la estrella del mar, es un navío que Dios nos ha dado para pasar con seguridad el mar peligrosísimo de este mundo, el camino que es necesario seguir para llegar felizmente al puerto, una divina red de la cual Dios se sirve para pescar a las almas, la viña del Señor, su campo, su granja.” (San Bernardo)

A mitad de la convivencia zarpamos en barco hacia el polo norte, una travesía de tres horas, nos dirigimos a la Isla de Grímsey, donde hay una pequeña población de 90 habitantes con una Iglesia muy linda del siglo XIX en la que hay un retablo con copia de la Última Cena de Leonardo da Vinci. Se dice en el diario Dagur del año 1964 que en el año 1100 o 1120 el Obispo Católico Jón Ögmundsson consagró por primera vez una Capilla en esta Isla, por la que han pasado varios sacerdotes católicos.

Llevamos la Virgen de Luján con nosotras y por este motivo podríamos decir que es la primera vez que Nuestra Señora llega al Polo Norte. Hemos dedicado el día entero en honor a la Virgen, recorrimos la pequeña isla de unos cinco kilómetros de superficie, en la que se pueden ver frailecillos (ave típica de la zona ártica) a montones, caballos, ovejas, focas, y diversidad de pájaros. Dios nos regaló un día soleado y durante el viaje tanto de ida como de vuelta pudimos ver delfines juguetear en el mar.

Una anécdota, respecto a la Virgen de Luján que no es de esta convivencia. Habiendo recibido en regalo la posibilidad de llevar a nuestra superiora Provincial a ver ballenas, decidimos llevar también la imagen de la Virgen de Luján para sacarle fotos con el mar y el glaciar de nuestra península. Entre foto y foto, se acercó una señora alemana para pedir si se podía sacar ella una foto con la Virgen. Resultó ser que la señora no era católica, pero le llamó mucho la atención la Virgen de Luján y por la Virgen nos comenzó a hablar y así comenzamos a entrar en contacto con ella, quien regresó este año de visita a Islandia. Dios continúa dándonos a Su Madre y Ella es intercesora, es Medianera de todas las gracias y el Puerto Purísimo por el que llegamos a Jesús.

Por eso, cada día nos consagramos a Ella y a Ella le pedimos por la misión, por cada alma encomendada a nuestras oraciones y apostolados. Le damos gracias a Ella por la Vocación a la vida Consagrada en nuestra Familia Religiosa, la Perseverancia y le pedimos como buena Madre que nos ayude a llevar muchas almas a Dios. Que sus hijos sigan creciendo y aumentando para que, de esta manera, muchas almas se salven.

Dios nos regaló una hermosa convivencia en Islandia, conocer todas las parroquias y diversidad de misiones y todo esto junto con Nuestra Madre.

¡Viva la Virgen, viva la misión!

SSVM misioneras en Islandia

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